CEMENTERIO SAN ANDRES

Introducción

Sitio de interés cultural de Bello creado en 1950 por la vicaria Foránea San Andrés que influyó en cierta medida a mejorar el orden de nuestro municipio, la salud y la higiene de su población.

Reseña Histórica:

En Hatoviejo, como en muchos de los poblados del Nuevo Reino de Granada, la presencia de la iglesia católica no se hizo esperar. El conocimiento de la fe, las doctrinas y los ritos, el cuidado de las almas, las buenas costumbres fueron una constante preocupación por parte de España, que veía en la situación excepcional del nuevo mundo un caldo de cultivo para todo tipo de vicios y pecados, que atentaban contra la vida cristiana y creaban resistencia y dificultad a las doctrinas que se debían seguir.

En cada sitio había capillas que impregnaba los rituales funerarios de significados que en todos los casos no eran iguales, variaban de acuerdo con la importancia y el reconocimiento del personaje y a su capacidad de pago. En Hatoviejo, el templo de Nuestra Señora Del Rosario De Hatoviejo dirigía los entierros mayores y menores, cada uno con su propia estructura, característica, precio y población.

 
*Entierros mayores
Eran los utilizados para las elites y los personajes importantes de la localidad, estos incluían vigilia, podía ser con misa o sin misa de cuerpo presente y posas (clamor de campanas por los difuntos, que hace el clero en los entierros para cantar al responso). Según esto, las posas podían variar de acuerdo al tipo de personaje teniendo de 1 a 10 posas. Estas tenían un costo, sin embargo, se presentan casos donde, según la importancia del personaje, las posas eran gratis, o se cobraban unas y se dejaban otras  sin costo, mientras que en los entierros de los pobres no se ofrecían.

Era costumbre poner al final si dejaban o no testamento. En esta práctica usada especialmente en los siglos XVIII Y XIX, la muerte testada consista en manifestar por escrito frente al cura o al escribano los cambios de actitud frente a la muerte. En los testamentos había una sección denominada “cláusula pía”, en la que el testador con todo detalle indicaba como debía ser su santa voluntad. Sin embargo, este asunto se registraba con mayor detalle en la parroquia de La Asunción de Copacabana.  Entre 1800 y 1825 los entierros mayores eran reducidos en comparación con los menores siendo equivalente a la tercera parte de estos últimos ya que estos dependían del prestigio, fortuna y descendencia del difunto.

*Entierros menores
Los entierros menores eran los destinados al común de la gente, los hijos naturales y los esclavos, es decir sin relevancia social ni dinero; las ceremonias eran sencillas sin mayor pompa y no se utilizaban ni la vigilia, ni las posas; en cambio la misa podía ser con o sin cuerpo presente. Por otra parte, los esclavos no eran enterrados mayormente pues la iglesia católica asumió el mismo patrón de invisibilidad  que regía en la sociedad y las leyes de la época. Los hijos naturales al considerarse elementos ilegítimos, hacían parte de desequilibrio estructural.


Tanto para los entierros mayores como para los menores, se especificaba si el difunto había recibido los sacramentos; de lo contrario, se explicaba por qué no, si había muerto de repente, si lo habían encontrado en campo muerto, si se le aplico la eutanasia, o si no se le había informado al sacerdote. 

Como cualquier otra actividad, el rito funerario fuera del valor simbólico, exigía un valor económico: la misa, la vigilia, las posas, los responsos, los rezos, el testamento, etc. En Hatoviejo, costaba 10 castellanos para los mayores y 4 castellanos para los menores. Muchos habitantes de ese tiempo no podían pagar el valor de los ritos funerarios y en estos casos la iglesia debía dar limosna a dicha familia.


*Construcción del cementerio
Estas distinciones permanecieron durante el siglo XIX pero en inicios del siglo XX fueron prohibidos en estos espacios sagrados por Carlos III, por medio de la “Real orden de 24 de marzo de 1781 y la Real Cedula de 3 de abril de 1787”, que obliga a enterrar en las afueras de las poblaciones. El primer intento de trasladarlo se dio en el monte “El Calvario” utilizado para rendir culto religioso y las marchas del santo vía crucis que arrancaba del portón del Ángel y culminaba en el altar con la representación del Vía crucis. Las estaciones eran encomendadas a familias, que durante un tiempo determinado, se encargaban del cuidado de las placas. Pero por manifestaciones de la población se canceló la idea en este lugar y se promovió su creación en la quebrada chagulones cuando el crecimiento urbano estaba alejado de esta zona. En la década del setenta se construyó en la parte alta de Niquia, por la Vicaria Foránea San Andrés con lo cual el cementerio quedo inmerso en los nuevos trazados.



El lote tiene forma irregular y asciende desde la vía hasta la parte posterior donde presenta un medianero hacia las viviendas de la zona. Se localizan varias galerías de planta rectangular cubiertas con losas abovedadas en medio de jardines y senderos. El acceso principal a los bloques se realiza mediante una amplia escalera bordeada con muros escalonados y en el remate se encuentra una de las galerías y un pequeño crucifijo. El cementerio presenta elementos como la disposición en el lote y las cubiertas abovedadas similares al de Copacabana y Girardota construidos en la misma época por la firma Nuti y Cia. Las cubiertas están construidas en concreto reforzado, los muros que bordean la escalinata enchapadas en piedra, los pisos de los senderos y las escaleras están acabados en cemento. Se destacan los árboles y los arbustos de las zonas verdes que ambientan el cementerio. Es propiedad de la parroquia principal y se encuentra actualmente en mal estado, pero sigue siendo un lugar muy reconocido y acogido por la comunidad.  
Por ser el único cementerio del Municipio es muy representativo para toda la comunidad además se realiza una eucaristía los días domingos a las 11:00 a.m.